Pese a que jamás hemos experimentado en la humanidad un nivel técnico, digital y tecnológico tan avanzado como el que en este mismo instante disfrutamos, aún nos quedan muchos pasos por dar. Uno de los más importantes que impone el reto energético es cómo obtener una energía ambientalmente más eficiente. No obstante, cuando nos referimos al término “verde” pecamos de generalistas. ¿Qué es verde? ¿Qué es ecológico? O ¿Qué es “nature friendly”?
Bueno, sin ánimo de ahondar demasiado en el tema; lo “verde” no sólo es producir menos CO2 u otros gases de efecto invernadero; tampoco es que la energía provenga de fuentes de dificilísimo agotamiento o que su extracción repercuta mínimamente en el medio. Queda un punto muy importante, nos referimos a la necesaria integración de lo industrial en lo natural y viceversa ¿Por qué es tan importante? Porque el espacio se agota y el suelo que resta es cada vez más vulnerable.
Un claro ejemplo lo tenemos en la obtención de la energía fotovoltaica; ya que, si bien es cierto que cada vez aumenta la capacidad de generación gracias al desarrollo tecnológico, no es menos cierto que siguen requiriendo grandes espacios para su colocación. Para que nos entendamos mejor, una planta fotovoltaica de 1 MW va a requerir aproximadamente 1 hectáreas de terreno, lo que a su vez supone aproximadamente 2 campos de futbol. Como podemos observar, es un espacio considerable sobre todo si tenemos en cuenta el desarrollo actual de plantas en España que pueden llegar a los 80MW o el planteamiento de construir huertos solares gigantes como la futura planta “Núñez de Balboa” con una potencia instalada que alcanzará los 500 MW.
Desde luego que el espacio es un gran problema, uno a tener siempre presente. Hace 10 años, cuando se inició el que ahora se conoce como “boom de las renovables” se destacaron varios problemas para tener en cuenta respecto de la biodiversidad de especies y su protección frente a las instalaciones de renovables ya que en un principio estas plantas eran un verdadero cementerio de especies tanto de aves como insectos. No obstante, en los últimos años esta tendencia está cambiando. La tan encarnizada competencia por el suelo a la que estamos asistiendo en las últimas décadas ha tenido como alguna de sus mejores consecuencias el necesario aumento de la eficiencia de las superficies. Si el espacio es limitado, tendremos que atacar la capacidad del mismo.
Pongamos como ejemplo 2016, año en el que arrancó uno de los primeros proyectos en “agrofotovoltaica” en el estado alemán de Baden-Württemberg. Consistió en el análisis de dos áreas separadas, en las que en una de ellas se instaló un campo fotovoltaico de 194kW formado por paneles solares semitransparentes y en la otra área se cultivaron patatas, apio y tréboles. Posteriormente, se instaló el campo fotovoltaico y el cultivo en la misma área. El cultivo se colocó estratégicamente por debajo de las placas para que la maquinaria y el equipo en general pudiesen entrar sin daños y por otra parte; los paneles de cristal semitransparentes permitían al cultivo recibir aproximadamente un 60% de la luz solar que a las placas les llegaba. Este experimento fue considerado un éxito llevando la eficiencia de extracción agrícola y energética a más de un 50%.
Otro ejemplo lo tenemos en el mar de la China Meridional, Vietnam, donde nos llegan curiosos datos sobre la cría del camarón. Se estima que en 2020 se dedicarán al cultivo de este crustáceo más de 650 mil hectáreas que van a ser combinadas con infraestructura para la generación fotovoltaica de forma que haya un aprovechamiento de espacio reflejado en el aumento de la eficiencia productiva de los camarones y la energética. Auténtico WIN – WIN basado en un cambio de paradigma inmobiliario al que tenemos que acostumbrarnos, esto es, la sustitución que la verticalidad va haciendo poco a poco de las construcciones horizontales. La tecnología agrovoltaica lo sabe y está preparada para este cambio, como en el caso del camarón en el que las placas se elevan por encima de las piscinas dejando pasar el Sol y teniendo una afectación más que positiva.
De vuelta a nuestras costas, en España ha sido la patronal fotovoltaica UNEF una de las asociaciones que más ha incentivado este tipo de plantas en lo concerniente al tratamiento del suelo sobre el que se establezcan las placas. Motivando, por ejemplo, la limitación del uso de herbicidas e insecticidas, o bien incitando la poda natural mediante ganado ovino que controle el follaje para evitar el llamado efecto “sombra de panel”, es decir, evitar que las plantas den sombra a las placas. También es recalcable el incentivo de plantas fotovoltaicas en las que los insectos puedan desarrollar su actividad polinizadora como escarabajos o sobre todo abejas, sin olvidar espacios con pequeñas masas de agua, en su mayoría charcas para la proliferación anfibios. Se busca el cambio en un modelo en el que primaba el parque montado sobre cemento a un parque que no enajene el futuro de los terrenos sobre los que se instala ni dañe los procesos naturales que en ellos se desarrollen.
Aunque hemos visto que existe un notable beneficio en el medio, el incentivo particular que existe para la promotora es igualmente destacable. El “pastoreo solar” implica costes operativos menores ya que evita ciertos husos químicos utilizados tradicionalmente para el control de la vegetación. Además, contamos con ejemplos no solo en el ya comentado ahorro de insecticidas y herbicidas; sino en puntos como el evitar los frecuentes incendios que sufrían las plantas fotovoltaicas gracias a la retirada de vegetación y broza mediante las insaciables ovejas. También cuando hablamos de aprovechamiento, nos referimos a la capacidad de un mismo terreno de producir un beneficio mayor, en este caso es así ya que el aprovechamiento medio es mayor, en torno al 30% por hectárea. Imaginemos un campo que produce hortalizas al 100% y otro con paneles fotovoltaicos al 100% con lo que tendríamos dos hectáreas trabajando al 200%. Si utilizamos la agrovoltaica, el consumo de una sola hectárea aumentaría pues según el estudio que le hemos cogido prestado a IBERDROLA la utilización sería del 103% para agricultura y aproximadamente del 83% para aprovechamiento fotovoltaico, con lo que en una sola hectárea llegaríamos a un porcentaje del 186% del total.
En Ores y Bryan estamos al día de las últimas noticias y usos en energías renovables apoyando este y otros WIN- WIN en el tema energético. Llevamos más de 30 años asesorando a promotoras en la obtención de las garantías de conexión necesarias por ley para llevar a cabo este tipo de proyecto fotovoltaico. Asimismo, tenemos bastante experiencia en el tema de la necesaria simbiosis entre generación energética y consistencia natural debido sobre todo a las gestiones que realizamos con las garantías de desmantelamiento que consisten en devolver el terreno del suelo a su forma original. Si quieres más información, por favor ponte en contacto con nosotros, no quedarás insatisfecho.
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